SC-17-10-2022
La cadena productiva de la soya y sus derivados saca ventaja de la volatilidad de los precios altos de los commodities en los mercados mundiales y, hasta agosto de la presente gestión logró superar el valor total exportado en 2021. Con cifras del Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE), de enero a agosto, el sector concretó operaciones de comercio exterior por valor de $us 1.642 millones, un 20% más que el total exportado en 2021 ($us 1.368 millones). Del sector agroalimentario, el oleaginoso lidera las exportaciones no tradicionales que en los primeros ocho meses de este año subieron un 58% en valor y un 47% en volumen.
A decir de la gerente técnica del IBCE, María Esther Peña, de lejos, el complejo de la soya y sus derivados es el sector más eficaz en comercio exterior, en virtud de que su nivel de exportaciones hasta agosto de este año ya superó el total de las ventas externas realizadas en toda la gestión pasada. “Destacar un crecimiento del 73% en valor y un 52% en volumen, casi $us 700 millones más entre enero y agosto, y poco más de 900.000 toneladas en volumen”, puntualizó.
La ejecutiva describió que las exportaciones bolivianas alcanzaron alrededor de $us 9.456 millones hasta agosto del presente año, por la venta de más de 10 millones de toneladas, registrándose un crecimiento del 35% en valor y un 4% en volumen, con una fuerte incidencia de las altas cotizaciones de los precios de las materias primas, especialmente hidrocarburos que en valor crecieron un 37%, pese a que en volumen cayeron un 16%.
Generación de condiciones
Desde la Asociación de Productores de Oleaginosas y Trigo (Anapo), el gerente general de Anapo, Jaime Hernández, insinúa que los factores que han influido en el aumento del valor de las exportaciones ha sido la subida de precios que se ha dado en el mercado internacional para la soya y sus subproductos (grano, harina y aceite) y, por otra parte, un aumento en la producción de grano de soya de al menos 600.000 toneladas que se tuvo en 2021 (verano e invierno), que luego de su proceso de transformación en harina y aceite han sido exportadas en el primer trimestre de 2022, esto debido a la limitación de la navegabilidad en la hidrovía Paraná- Paraguay.
Interponiendo cifras registradas por el Instituto Nacional de Estadística (INE), Hernández afirma que, con seguridad, el sector va a superar los $us 2.000 millones en exportaciones de oleaginosas, lo que sin duda -dijo- muestra el potencial del sector para contribuir a la reactivación productiva y económica del país, con la exportación de los excedentes.
Perspectivas vs incertidumbre
Jorge Amantegui, presidente de la Cámara Nacional de Industrias Oleaginosas de Bolivia (Caniob), expuso que en estos momentos las condiciones del mercado internacional son favorables en cuanto a precio y demanda de subproductos de soya, lo que está repercutiendo en el agronegocio boliviano y aportando a la reactivación económica del país.
No obstante, Amantegui refirió que hay que tomar en consideración que el sector industrial oleaginoso, al igual que el resto de los actores de la economía boliviana, todavía no se ha recuperado de la desaceleración ocasionada por la pandemia del Covid-19 y, ahora, también se ve afectado por la guerra iniciada por Rusia en Ucrania.
Este último evento, dijo que ha producido efectos negativos en los mercados de materias primas, trastornando la logística del comercio y creando incertidumbre en todo el mundo.
Respecto a las exportaciones de subproductos con valor agregado, Amantegui expresó que si se mantienen las condiciones actuales del mercado internacional, de no ocurrir ningún evento que afecte el comercio, especialmente en lo relacionado a la demanda y a la logística, se puede inferir que se mantendrán las escalas de exportación y que cerraremos 2022 con buenos volúmenes y valores exportados, para beneficio de la economía del país y de los bolivianos.
En la lista de productos no tradicionales más exportados, retirando soya y derivados, destacan castaña, girasol y derivados, carne bovina, joyería, madera y manufacturas, azúcar, alcohol etílico, quinua, banana, leche, cueros y manufacturas, frejol, sésamo, confecciones textiles, chía, café y palmitos.
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